Las aventuras de Huckleberry Finn​ página 2

―Ahora vamos a hacer una banda de ladrones. Se llamará La Banda de Tom Sawyer. Tienen que hacer un juramento y escribir su nombre con sangre.

Todos queríamos ser parte de la banda. Así que Tom sacó una hoja y nos leyó el juramento. Decía que teníamos que ser fieles y no contar ninguno de los secretos del grupo. Si alguno rompía esa regla, le pondríamos un castigo a él y a su familia. Les íbamos a hacer cosas muy malas. Y después los marcaríamos con una cruz. Ésa era la señal de la banda. Además, lo íbamos a sacar del grupo y nadie diría jamás su nombre otra vez. 

A todos les gustó el juramento y le preguntaron de dónde había sacado esas grandiosas ideas. Así que Tom nos contó que todo era de libros de piratas y ladrones y que cada banda debía tener su juramento.

Todo estaba bien hasta que Ben Rogers dijo algo sobre mí:

―Pero Huckleberry no tiene familia, ¿cómo lo castigaremos si nos traiciona?

―Tiene un padre ―dijo Tom.

―Sí pero hace mucho que se fue y nadie sabe si aún está vivo ―respondió Ben.

Así continuaron hablando. Dijeron que entonces era mejor sacarme de la banda. Otros pensaban que seguro yo tenía a alguien que quisiera mucho para castigar. Pero no se ponían de acuerdo. Estaba a punto de llorar, hasta que les dije:

―Tengo a la señorita Watson. A ella la pueden hacer pagar.

Todos estuvieron de acuerdo y me dejaron quedar. Luego nos picamos con un alfiler y en el juramento pusimos nuestro nombre con sangre.

―¿A qué se va a dedicar esta banda? ―preguntó Ben Rogers.

―Sólo a robar y tal vez a uno que otro crimen ―dijo Tom.

―Pero, ¿qué vamos a robar? casas, ganado o…

―¿Ganado? ¡Claro que no! Nosotros somos más elegantes. Detendremos carruajes en el camino y les quitaremos todo. Si se resisten, entonces les irá muy mal.

―¿A todos hay que tratarlos mal? ¿Vamos a lastimarlos? ―continuó Rogers.

―La policía no está de acuerdo, pero es necesario. Tenemos que asustarlos para que no nos acusen. A algunos, además, tendremos que llevárnoslos, hasta que sean rescatados ―dijo Tom.

―¿Rescatados? ¿Qué es eso? —pregunté.

―No sé. Pero eso dice en los libros, así que ni modo que no lo hagamos.

―¿Cómo vamos a hacer algo que no sabemos qué es? ―insistió Ben.

―¡No sé! Pero eso dice en los libros. ¿Quieren que no lo hagamos bien y nos salga todo al revés?

―Pues no. Pero entonces, ¿tú qué crees que sea?

―Tal vez nos quedemos con ellos hasta que estén rescatados. Eso significa que los tendremos hasta que se mueran.

―Ésa es una buena respuesta. Nos quedamos con ellos hasta que se mueran de un rescate. Pero creo que será un problema porque se comerán nuestras cosas y estarán tratando de escapar todo el tiempo.

―Eso no va a pasar porque los tendremos bien vigilados ―respondió Tom.

―Eso es una tontería. Uno de nosotros siempre pasaría toda la noche sin dormir, cuidando. ¿Por qué no les damos un golpe para que se queden rescatados desde el principio? 

―Eso no dice en los libros, Ben. ¿Quieres hacer las cosas bien? Los que hicieron esas historias saben lo que dicen. ¿O piensas enseñarles tú? Pues no. Vamos a hacer las cosas como debe ser y punto.

―Bueno, me da igual. Para mí es una tontería. Pero oye, ¿castigamos también a las mujeres y las dejamos hasta que estén rescatadas?

―Ay, Ben. Si yo fuera tan tonto como tú, trataría que nadie lo notara. ¿Lastimar a las mujeres? Nunca se ha visto algo así en algún libro. Las debemos tratar de lo mejor, como reinas. Serán tan felices que ya no querrán volver a sus casas.

―Bueno, estoy de acuerdo. Pero creo que dentro de poco tendremos la cueva llena de mujeres felices y hombres esperando quedar rescatados. Entonces ya no habrá lugar para los ladrones.

Mientras esto pasaba, Tommy Barnes se quedó dormido. Cuando quisimos despertarlo, se asustó. Comenzó a llorar y a decir que deseaba volver a su casa con su mamá y ya no ser bandido.

Todos nos empezamos a reír de él. Entonces se enojó y nos dijo que nos acusaría y diría todos nuestros secretos. Así que Tom le dio cinco centavos para que no dijera nada. Luego nos ordenó que nos juntáramos la siguiente semana para comenzar con los crímenes.

Ben dijo que no le daban permiso de salir tanto, sólo los domingos. Pero los demás dijeron que ése no era un buen día para hacer cosas malas. Así que acordamos reunirnos después para planear la fecha. Tom Sawyer quedó como primer jefe y Joe Harper como segundo.

Luego cada quien se fue a su casa. Yo entré por la ventana, antes del amanecer. Estaba muy cansado y con la ropa llena de lodo.