Los viajes de Marco Polo te lleva a mundos desconocidos e impactantes y ¡ésta es una versión infantil y juvenil!
Así es, este libro de viajes y aventuras para niños nos lleva a imaginar mundos lejanos como la antigua China, además de que nos emociona con las aventuras de su personaje principal (y claro, el escritor de este libro): Marco Polo.
Esta versión es mucho más que un resumen, es LA MEJOR VERSIÓN DE LOS VIAJES DE MARCO POLO que podrás encontrar.

Antes de los viajes de Marco Polo
¡Hola!, soy Marco Polo. Yo fui uno de los primeros exploradores en ir a China y a muchos países orientales. ¡Sólo los valientes nos atrevíamos a viajar por allá! A esa ruta se le conocía como: la ruta de seda.
En una ocasión, fui a Venecia. Ahí me metieron a prisión, pero yo no había hecho nada malo. En ese lugar conocí a un hombre llamado Rustichello de Pisa. A él le conté todas mis aventuras. Así nació este libro llamado Los viajes de Marco Polo, ¡y ahora tú podrás disfrutarlo!
Todo lo que te contaré es verdad, así que debes creerme. Lo mejor será empezar por el principio, ¿te parece? Aquí descubrirás nombres muy extraños, pues ¡son de personas que viven, muy, muy lejos! Si los lees con atención y calma, pronto te acostumbrarás a ellos.
El reino de Barca Caan
Todo empezó con un viaje. Lo hicieron mi padre y mi tío Mafeo. Ellos llegaron al reino de Barca Caan. En ese momento comenzó una guerra contra el rey Alan.
Alan ganó la guerra. Entonces mi papá y mi tío huyeron hacia la región de Levante. En ese lugar ahora están los países de Rumania y Bulgaria. Ahí se quedaron a vivir un tiempo.
Un día, llegó un mensajero del señor Cublai, emperador de los tártaros, y les dijo:
―El señor Cublai los invita a su maravilloso reino.
Este emperador era un hombre muy preguntón. Por ejemplo, tenía curiosidad sobre la religión cristiana y les dijo:
—Si es la mejor del mundo, quiero que me lo prueben. Vayan con el Papa y tráiganme sabios de su religión.
Mi padre vino a Venecia por los sabios, pero ellos no quisieron ir con él. ¡Tenían miedo! Había muchas guerras en la zona y eso no les gustaba. Entonces mi padre me dijo:
—Ya tienes edad para viajar con ellos.
Cuando llegué ante Cublai, se quedó maravillado conmigo. Le sorprendió que a mi edad, ¡ya hablara cuatro idiomas diferentes!
El comienzo de los viajes de Marco Polo
El emperador Cublai me mandó a viajar. Decidió que recorriera la ruta de seda. Quería que le contara todo cuando volviera. Este libro relata las costumbres, historias y leyendas de los pueblos que visité. Es impresionante la diferencia de todos esos lugares. ¿Quieres conocer el mundo antiguo, saber cómo vivían y qué pensaban? Pues entonces… ¡sigue leyendo!
El reino de las Armenias
Existían dos Armenias, la Mayor y la Menor. Te contaré ahora de Armenia Mayor. Tuve la mala fortuna de viajar ahí en invierno. Cuando llegué, ¡toda la gente se estaba yendo! Le pregunté a un hombre turco por qué se iban y me respondió:
—Porque en invierno todas las cosas se congelan, ¡ni siquiera el fuego se mantiene prendido! No solamente nosotros nos vamos, los animales también. Esperaremos en otras tierras a que vuelva el calor.
Sólo vi cómo se alejaban todos con sus cabras, ovejas, vacas y demás animales.
Del reino de Georgia
El hombre con el que hablé me invitó a caminar con él.
—¿Hay algo bueno que ver en la Armenia Mayor, a pesar del frío? —le pregunté.
—Por supuesto. En una de las montañas, ¡está El Arca de Noé! Nadie ha podido llegar, pues está muy alto. Aunque algunos dicen que la han visto. Yo una vez lo intenté. Vi algunas maderas viejas, pero subí durante el verano. En invierno el frío es tanto, que te congelarías inmediatamente —me respondió.
Luego caminamos mucho hasta que llegamos a otro reino.
—Estamos en Georgia —me dijo el hombre—, aquí el que manda es el Rey David. Dicen que es tan vanidoso, que hizo una canción especial para los cumpleaños. Luego ordenó que el mundo entero la cantara.
—Sí, la he oído. Creo que ya todos la conocen —contesté mientras tarareaba “Estas son las mañanitas…”, y luego pregunté— ¿qué es esa fortaleza de allá?
—Esa fortaleza—me dijo—, la mandó construir el gran emperador Alejandro Magno. Fue cuando intentaba conquistar a los árabes de aquí. Él vio que no podían pasar, porque el camino era muy pequeño. Entonces decidió construirla para atacarlos.